Es la reina de los micros, la artífice del "más difícil todavía" de ese género complejo y brillante. Acaba de sacar su libro, Fenómenos de circo, con Páginas de Espuma, leerlo aleja de todos los pesares y es una buena manera de empezar la temporada. Además, la entrevista está hecha por una de las microlocas, Isabel González: no dejen de leerlas, una dosis por día es altamente recomendable para la salud.
“Por amor me afeito la barba y me pongo orejas de conejo”
Ana Mª Shua aparece con su capa, su varita y suchistera. No. No es cierto. Pero accede alegre a retratarse así. Porque ella esla maga capaz de condensar una novela de 628 páginas en diez líneas. Una fenómena que nos presenta su nuevo librode microrrelatos. En ‘Fenómenos de circo’ los monstruos y los freaks nunca fueron tan humanos. ¿O loshumanos tan monstruosos?
P.—El tambor redobla y aparece Ana Mª Shua,¿por qué aplaude el público?
R.—Porque Ana Mª Shua es capaz de sostener hasta treinta palabras dando vueltas simultáneamente en el aire.
P.—¿Su primer microrrelato circense?
R.—‘Mago con serrucho’. Trata de un mago que corta en dos a su ayudante y piensa con melancolía que el público de ahora esmás fácil de contentar: ya ni siquiera le exige que ella vuelva a aparecerentera.
P.—¿Es tan terrible el público?
R.—Claro. El público es terrible porque losartistas dependemos de su opinión. Igual que los payasos y los malabaristas. Elpúblico es terrible en función de las expectativas que depositamos en él.
P.—¿Le ha resultado difícil hacer ficción de unas vidas tan excéntricas?
R.— No, todo lo contrario. Es el primer libro de microrrelatos en que he trabajado con hechos históricos y el que más hechos disparatados contiene. La realidad tiene más vericuetos que la imaginación.
P.—¿Ha dejado algo fuera por este motivo?
R.—Hace unos diez años, un circo abandonó varios leones en un pueblo de Buenos Aires porque no tenía con qué alimentarlos. Se olvidaron cerrar la jaula y se comieron un par de vecinos. Esta historia, por ejemplo, me resultó demasiado trágica. Demasiado increíble.
P.—Otra historia increíble. Se abre el telón y aparecen, en un hotel, el ex director del FMI y una camarera. ¿Aplaudimos?
R.—Sí, sí. Tenemos que aplaudir porque nada estan típicamente circense como este número. Lo que no tenemos es datos suficientes para saber quién es el animal y quién lleva el látigo. Pero de todas maneras, nos fascina el riesgo y la forma en que uno de los artistas se estrella contra el piso.
P.—‘Fenómenos de circo’ contiene una Shua más analítica. ¿Rechaza lo políticamente correcto?
R.—Lo políticamente correcto puede llegar a ser muy esterilizante. Hay cosas que me parecen disparatadas. He llegado a recibir críticas a este libro porque en mi circo aparecen animales.
P.—Animales y carga erótica.
R.—Por supuesto. En las épocas de mayor represión, el circo era el único espacio con cierta permisividad. Ver a las trapecistas con esos trajes tan ajustados era la máxima locura erótica que podían permitirse los ojos victorianos.
P.—¿Dónde es más fácil fingir: en la pista, en la cama o en la escritura?
R.—En la escritura. La escritura permite todos los fingimientos.
P.—¿Se afeitaría la barba por el amor de un contorsionista como cuenta que hizo la mujer barbuda Jean Carroll?
R.—Sí. Me haría un depilación electrolítica.Pero ya no podría tatuarme de pies a cabeza como hizo ella porque la gente ya no paga por ver a una mujer tatuada. Quizás me operaría y me pondría unas largas orejas de conejo. ¡Las sé mover! Eso quedaría muy bonito. Sí.
P.—Los de ‘Discovery Channel’ la buscarían como locos.
R.—‘Discovery Channel’ busca sus protagonistas en los circos del tercer mundo. Así encontraron al hombre árbol de Java.
P.—¿Qué papel juega la paradoja en su escritura?
R.—Es mi pan de cada día. Ni siquiera tengo que pensar en ella.
P.—Y sin embargo, hay paradojas que resultan muy lógicas. Gracias a su libro sabemos que Dan Rice fue el único domador que logró hacer caminar a un elefante por la cuerda floja…
R.—…y que tal vez por eso se consideró el candidato ideal a la presidencia de Estados Unidos en 1868.
P.—Juguemos. ¿Qué oficio circense atribuirías a Gadafi?
R.—Empezó siendo un gran domador y poco a poco se fue convirtiendo en payaso. En sus últimos años hasta usaba maquillaje de payaso.
P.—¿Y al Papa?
R.—Oh, el Papa. El Papa estaría detrás debambalinas. Sería el asesor del director del circo.
P.—¿Y a Paulo Coelho?
R.—No, a Paulo Coelho no le doy trabajo en micirco.
7 comentarios:
Muchas gracias Clara & Cia por invitarnos a vuestra pista. Besos, Juan
Querida Clara & Cia
Muchas gracias por invitanos a vuestra pista.
BEsos
Juan
En este circo que es la literatura, ya sabes, Juan, eres nuestro maestro preferido de ceremonias...
¡Ostrás!¡Qué buena entrevista y qué buena la magia de Ana Mª Shua! Juro por mi barba que el libro salió de la chistera y la chistera, de Juan Casamayor.
Muy buena, doña, muy buena. Gracias por la noche de anoche, lo pasé muy bien, microloquísimas guapísimas... Y ya sabes, ponte las pilas...
¿Alguien sabe por qué Juan Casamayor tiene varias chisteras de mago escondidas en su armario?
Después de saber eso lo que quiero es ver el resto de ese armario.
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