Mientras me preparo para la presentación de "El libro de los viajes equivocados" en Buenos Aires, me llegan las pésimas noticias de España. Un periodista y amigo me preguntaba ayer, en un café muy porteño: ¿y no te quedarías acá? Nunca he tenido una respuesta definitiva para este desconcertante dilema, pero ayer, mientras esperaba las noticias de la manifestación en Madrid, por primera vez, y de corazón, dije que no. No, no me volvería a Buenos Aires ahora, cuando la crisis golpea a mucha gente que quiero. No dejaría el lugar en el que he vivido en las últimas décadas porque lo está pasando mal. No dejaría ese minúsculo espacio en el que nos acompañamos y que es la literatura. No sé qué haré mañana, ni más adelante. Hoy me siento de allá.
6 comentarios:
Qué buena reflexión sobre lo que muchos sentimos en este momento.
Sólo puedo recordar al magistral Quevedo:
"Miré los muros de la patria mía,
si un tiempo fuertes ya desmoronados
de la carrera de la edad cansados
por quien caduca ya su valentía..."
!Y me duele tanto!
Carmen Dorado
Qué buen poema, Carmen, para mi es particularmente triste porque me daba vueltas en la cabeza hace ya muchísimos años, en el avión que me llevó al exilio. Pero lo cierto es que los muros también se vuelven a levantar, no caigamos en el desaliento.
Contra el desaliento... determinación.
Somos muchos, cada vez más, y no podrán callarnos.
Carmen Dorado
Primero, ¡uf! y después, ¡ah!
Chicas, que rato me habéis dado.
Camarada y amiga generosa, tus palabras así te definen Clara.
Deseo una sola cosa, difícl pero no imposible....justicia, y mientras tanto leeremos...
Abrazos desde la otra orilla.
ROSA
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