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9.1.12

Felisberto Hernández y la espía/ 2

Comenzamos a leer "La casa inundada", uno de los cuentos que integra el libro "Las Hortensias" y que fué redactado en París, en 1949, bajo la supervisión de Julles Supervielle. La dedicatoria merece un comentario. “A María Luisa” y agrega Felisberto, con letra manuscrita “en el día que dejó de ser mi novia”, aludiendo a la fecha de su casamiento. Podríamos decir que Felisberto no era demasiado atento a las actividades de su esposa ya que la misma, que actuaba como una mujer de su casa y cuya ocupación era ser modista, no era otra que África de las Heras, de la KGB, espía ocho veces condecorada por sus servicios a la URSS, entre los que se cuentan el actuar como infiltrada en el domicilio de León Trotski en Coyoacán (México) y dirigir una red de espionaje desde el Río de la Plata para toda América Latina. Además, la "tranquila ama de casa" se había lanzado en paracaídas durante la segunda guerra mundial y realizando, luego, tareas de radiocomunicación y de desinformación al ejército nazi, y el diseño de los planos de la residencia de Trotski, que usaría posteriormente Ramón Mercader para asesinarlo.

Así, pues, en 1947, mientras Felisberto se encontraba en Francia escribiendo "Las Hortensias", conoce a María Luisa. Se supone que la espía cumplía las órdenes de casarse con un sudamericano para obtener documentación legal y radicarse en el Río de la Plata. Según se cree, Felisberto, al igual que todo su entorno, estaba convencido de que su mujer era una refugiada de la guerra civil española. No obstante en Las Hortensias nos encontramos con un pasaje que podría sembrar una duda sobre la ignorancia de nuestro autor sobre la verdadera actividad de su futura esposa. Una de las muñecas que aparece en el relato, Eulalia, es nombrada como “espía de la guerra”, curiosamente por Alex, personaje conocido como “el criado ruso”. ¿Guiño de Felisberto? ¿Captación inconsciente de la verdadera ocupación de “María Luisa”? Posiblemente nunca se lo sepa.

Muchos años más tarde, condecorada por la Unión Soviética, África terminó sus días como instructora de espías. Murió en Moscú, en 1998, con el grado de coronel.


(En la imagen, tumba de África Las Heras, con inscripción en ruso y en español)

7 comentarios:

Ludo Bermejo dijo...

Tendremos que leerlo ipso facto. :)

Clara dijo...

Sin duda, te va a abrir otros caminos a través de la literatura fantástica, que a ti tanto te gusta...

lourdes dijo...

Lo vas a colgar, Clara??? Estoy ansiosa por leerlo. Éste no lo conozco.

Clara dijo...

Sí, no me hagas correr tanto... ¡es buenísimo! Lo estoy releyendo, y me resulta cada vez más cómico.

lourdes dijo...

jajajaaj, vale, vale, es que me ha entrao el ansia, por diossss, jajajaj, ¡Fesliberto! (lo digo santiguándome, claro).

Anónimo dijo...

Oremus, hermana...

Nuria Sierra dijo...

Menuda historia para empezar el año!