Se ha terminado el plazo para participar en nuestro sorteo. Os pedimos un poco de paciencia porque estamos buscando una mano virginal para que saque la papeleta y adjudique el premio a uno de nuestro lectores. En breve se aclarará el misterio, aunque la escasez de vírgenes es tan notable en esta ciudad que nos está costando encontrar a alguien con semejante atributo.
13 comentarios:
Mi nieto tiene dos años y medio. Puede ser él quien saque la papeleta, más virginal imposible...
Besos, Carmen Peire
Tal vez en las montañas, en Maltsia e madhe.
¡yo, yo! en cuanto encuentre donde aparcar a mis doce hijos, me acerco...
Que alguien defina "virginal"... Si quiere decir que tiene conocimientos aún por explotar, a lo mejor puedo hacerlo yo...
¿Algo que todavía no se haya tocado? ¿una zonita del cuerpo o de la mente? ¿tipo "tierras vírgenes?
Muy bueno, Isabel, pero como bien sabemos, la "Virgen albanesa" de Munro salió corriendo, justamente, a perder la virginidad...
Y además con otro virgen o al menos eso se le supone al jesuita aunque no sé, no sé. Ese jesuita era capaz de saltar entre los libros y los platos sucios como un tigre sarnoso e impúdico. ¡Menudo peligro!
Yo me llamo María (como una que era Virgen) y, para colmo, soy la del Pilar (mi virginalidad es sólida y pétrea como una columna de mármol blanco). Podéis contar conmigo para el sacrificio (o sacro oficio) de sacar el papelito...
mmm, Pilar, me parece que me estás engañando con es de que eres virgen...
Aun fuera de plazo no puedo dejar de elegir mi relato preferido, cuestión harto dificil porque soy una rendida fans de Munro, El amor de un mujer generosa, el amor de Enid, esa heroína hacendosa y meláncolica tan típica de la autora, amante de la verdad que no sé si sale mejor o peor parada que las otras que terminan pagando sus autoengaños...La prosa de Munro te desautomatiza, te hace más llevadera la complejidad de tu propia vida, es la esencia de la literatura, ese extañamiento raro raro que producen los grandes escritores a los que debo tanto..
Hola, Concha, siento mucho que hayas llegado tarde al concurso, pero por otro lado me alegra que te hayas acercado hasta aquí para charlar un poco de literatura, y más de nuestra amada Munro. Es cierto, leerla te cambia un poco la vida, como sucede con los autores realmente importantes, es una experiencia de esas que no se olvidan. Uno piensa: "ah, eso fue cuando estaba leyendo a Munro", se tiene la sensación de que se ha vivido "dentro" de esas historias, que todo eso nos ha "pasado" de alguna manera. Sucede que sus personajes son gente normal, una madre, un hijo, alguien que cuida a un enfermo, alguien que se enamora de quien debe, o de quien no debe. Sí, todo eso podría habernos pasado, -y nos pasa mientras lo leemos- pero lo que Munro nos presenta es la reflexión sobre lo hechos vitales más simples, y nos muestra, al mismo tiempo, lo complejo que es lo que se considera cotidiano. No le hacen falta grandes caballeros, asesinatos o intrigas palaciegas, ni siquiera hace falta viajar en el tiempo. Para Munro la vida, la interesante, la que nos hace temblar, está ahí, al alcance de la experiencia de cualquiera. Un abrazo.
¿Y?
Cálmate, cálmate, sigo buscando vírgenes...
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