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20.3.10

Concursos literarios: ¿conviene presentarse?

El sábado estuve en la entrega del premio de relatos "Cortes de Cádiz", del que fui jurado. El ganador, que pronto verá su libro editado, estaba, como es de suponer, contento, y también lo estábamos quienes habíamos contribuido a que lograra este premio por unanimidad y de manera limpia. Pero no siempre es así, muchas veces los concursos son opacos, los ganadores resultan ser sistemáticamente personajes famosos o están relacionados con la editorial que los premia. Por otra parte, ganar un concurso puede significar el comienzo de una carrera en el difícil mundo de la publicación, el primer escalón para quien desea hacer de la escritura una parte importante de su vida. Entonces, ¿qué conviene hacer? ¿Son los concursos un sistema adecuado de promoción? ¿Cómo discriminar entre los que los que son limpios y los que no lo son? ¿Te apetece opinar sobre este tema?  

     

42 comentarios:

Claudia dijo...

Creo que casi todos los concursos que tienen una buena dotación están apañados, siempre los ganan los mismos.

Anónimo dijo...
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Sebastián dijo...

Yo creo que es interesante presentarse a concursos porque tal vez alguien del jurado, aunque no ganes, se interesa por tu obra y recomienda su publicación o te hace comentarios que pueden resultar interesantes.

Unknown dijo...

La pregunta es: si nos ofrecieran un premio importante, dotado con una cantidad económica considerable y un publicación y distribución de nuestra obra a todo trapo por todo el país, ¿lo aceptaríamos?

Clara Obligado dijo...

Es una pregunta difícil. Sí, hay autores absolutamente honestos. Delibes, por ejemplo, nunca quiso el Planeta, y lo dijo más o menos públicamente. Pero también lo podemos ver desde otro lado: ¿no es pedir demasiado a los autores, que suelen trabajar prácticamente gratis a lo largo de años, que rechacen la oportunidad que los sacará de el anonimato? ¿No habría que mirar más bien hacia la forma que tienen los premios en España (no es así en todas partes en absoluto), desde el punto de vista de la publicidad y el mercado editorial?

Clara Obligado dijo...
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Unknown dijo...

A tu primera pregunta, Clara, mi respuesta es que sí es pedir demasiado. La decisión de Delibes (y otros) es encomiable, pero no la única respetable.

Tu segunda pregunta no termino de entenderla, sorry...

Clara Obligado dijo...

Me pregunto si no habría que mirar, más bien, el manejo que los editoriales hacen de los premios. Con un premio se consigue promoción y espacio en los medios, se consigue, en fin, ventas. ¿No sería más honrado organizar las cosas abiertamente, sin el simulacro de que se premia realmente al mejor? Premio a fulanito o fulanita de tal porque me parece que me va a dar ventas, y ya está, esa es la verdad, de todos modos. Es decir, no hay un concurso de méritos literarios, sino más bien de méritos económicos. Si los autores son elegidos para los premios previamente, ¿no sería mejor simplemente reconocerlo? Reconocerlo, y no hacer el juego de que se leen manuscritos sin saber de quién son, cuando eso no sucede casi nunca, al menos en los premios que tienen una fuerte dotación económica.

Unknown dijo...

Aunque estoy de acuerdo contigo en el fondo, creo que sería inviable hacer lo que propones. De cara a las editoriales, los premios tienen una importancia económica, desde luego, pero de cara a los lectores no es así. ¿Por qué se vende más un libro que tiene un premio que uno que no lo tiene (promociones aparte)? ¿Por qué se ponen fajas con el número de ejemplares vendidos de una novela y sus chorrocientas tiradas? Porque el éxito llama la atención, porque la ilusión de que compramos "calidad" vende mucho (en este país, el que todo el mundo lea un libro parace significar para muchos que ese libro debe leerse).

Nosotros vivimos en nuestra burbuja literaria, pero hay mucha muchísima gente que todavia no sabe que los reyes son los padres. ¿Comprarían de igual manera un premio Planeta al libro con más potencial económico que la ilusión de "el mejor libro del año" de la editorial más importante del país? Lo dudo.

Así que sería más honrado plantearlo así, pero no más lucrativo.

(Todo esto siempre y cuando circunscribamos los premios grandes a intereses de ventas de ese libro en concreto, pero no siempre es así: hay que tener en cuenta políticas de autor, robo de autores a la competencia, etc.)

Por último, también hay que decir que del proceso de lectura de manuscritos para premios a veces salen novelas que gustan a las editoriales y acaban publicándose.

Clara Obligado dijo...

Sí, estoy de acuerdo, yo creo que, con cierto criterio, vale la pena presentarse a un premio. Pero en otros países simplemente la editorial elige a un autor, por la razón que crea conveniente, y le da el premio, sin necesidad de armar toda esa parafernalia de bases que son mentirosas. Y la gente compra igual, porque supone que ser elegido por Gallimard, por ejemplo, es una garantía de calidad. Las bases falsas, ¿no son una pequeña estafa tanto a los escritores que se presentan con buena voluntad como para los lectores, que creen que se ha premiado el mejor libro?

Carmen dijo...

Hay premios, como el Cervantes, por ejemplo, con mucho prestigio y que no suponen bases falsas, creo que sí se puede ir por otro camino.

María dijo...

El Cervantes es, creo, un premio a la trayectoria..Es como otra cosa...se da a gente consagrada, si no me equivoco. Me temo que la honestidad de los premios es muy relativa..

Albert Lázaro-Tinaut dijo...

La cuestión es peliaguda. Sin duda, en los grandes premios el interés comercial prima sobre la calidad (con raras y gratas excepciones); sin embargo, existen muchos premios no tan bien dotados económicamente en los que sí se respetan las bases, porque en la mayoría de los casos no hay intereses económicos (léase grandes editoriales) detrás. Éstos son los premios que sirven para promocionar autores, aunque casi nunca a nivel nacional; pero son los que valen la pena, los que merecen que uno se presente con esperanzas.
Esta historia no es nueva, ni mucho menos. En cualquier caso, Clara tiene razón: en otros países se hacen las cosas con más dignidad y, por otra parte (y ahora me refiero también a este país), hay bastantes editoriales "limpias" que valoran la calidad y lanzan autores porque usan el "olfato" literario... y se atreven a arriesgar. Ante éstas, uno se quita el sombrero.

Clara Obligado dijo...

Hola, Albert, qué bien, leerte por aquí... Tienes razón en lo que dices. Otra forma de "servirse" de los premios, al menos como lectora, consiste en elegir para leer el segundo premio, no el primero, donde están muy claros los intereses económicos. Creo que el segundo premio es, en muchas ocasiones, el ganador real de los concursos. En el primero se ven atraídos el dinero y lo que se piensa que el público quiere (que muchas veces no coincide con la realidad), las amistades y las familias literarias. El segundo, en cambio, y en particular si no tiene demasiada dotación económica, suele ser el de mayor calidad literaria. Pero reconozcamos que el hecho de que las reglas del juego no sean limpias trae muchísimos equívocos tanto para los escritores en ciernes como para los lectores incautos...

Clara Obligado dijo...
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carmen peire dijo...

Interesante debate, al que es difícil arrojar algo de luz, si no es a modo de ejemplo concreto. Allá va uno, para matizar que, aparte de cómo sean los premios literarios importantes, "en todas partes cuecen habas". Se dice que Doris Lessing presentó una de sus novelas, recién acabada de escribir, a SU editorial de toda la vida, sólo que con seudónimo. La editorial la rechazó por "no tener suficiente calidad literaria" ym, acto seguido, la buena señora, convocó una rueda de prensa para decirlo. Ni qué decir tiene que, posteriormente, ese libro fue publicado en su editorial con su nombre. No todos los escritores que tienen nombre lo han sido a base de premios literarios, ni todos los buenos escritores tienen nombre. Estas cosas pasan siempre en el mundo artístico, no sólo en el literario, también en el musical, en el terreno de las artes plásticas etc. Ya sé que mal de muchos consuelo de tontos, pero creo que ayuda a situar un contexto. Lo mejor, a mi modo de ver, ser consecuente con uno mismo y escribir al margen de premios. Si luego uno lo presenta y gana, miel sobre hojuelas. ¿Que no se puede vivir de la literatura? Muchos de los que han ganado premios lo hacen. Ejemplo: Javier Saiz de Ibarra (profe de literatura) Luis Landero (profe de literatura)...
Saludos literarios, Carmen Peire

Alicia Ferrera dijo...

Estoy frotándome la nalga derecha porque ayer me caí de un guindo; vamos, que vivo en las nubes.
En cualquier caso, decir estas cosas es bueno. Será la única forma de lavar un poco el patio.

Anónimo dijo...

Me interesa mucho lo que dice Alicia, y a eso voy. La mayoría de los lectores normales, los que no están cerca del mundo editorial, ignora que cuando le dicen "premio" y "bases" no se premia al mejor literariamente ni se siguen las bases impuestas y pactadas (anonimato, etc.) Esto, claro, es imposible de demostrar, ya que hay, por un lado, un pacto de silencio y, por otro, las normas se cumplen en la forma, aunque no en su espíritu. Creo que esta situación obliga a los autores a pasar por un aro un poco dudoso y creo, sinceramente, que las cosas se pueden hacer de otra manera, ya que no en todas partes no es así. De todas formas, el lector normal tendría que ir comprendiendo que, donde dice "premio" sólo debería decir "campaña publicitaria". Para mi, la verdad, es una pena.
Y Carmen, creo que no es lo mismo vivir de la literatura que vivir de la escritura. Yo también vivo de la literatura, qué duda cabe, es mi carrera, me dedico a ello de toda la vida, mi oficio. Pero de la escritura es muy, pero muy difícil vivir. Es como decir que un músico puede vivir de construir pianos, o de dar clase. Supongo que vivir de componer será otra cosa. Creo también que no vivir de la escritura es también una opción razonable, ya que correr como un galgo detrás del dinero cuando lo que se vende es la propia obra no sé si, tal y como está el patio, es una buena idea: el nivel, digamos, en este caso, termina poniéndolo el mercado...

Clara Obligado dijo...

Perdón, el comentario anterior es mío, me olvidé de firmar...

carmen peire dijo...

Todo es razonable, las opciones son diversas y, a veces, no las marca uno sino los demás. Por poner otro ejemplo ¡me he levantado con el pie ilustrativo, será la primavera!, tú sabes, Clarita, la amistad que me une a Labordeta, con quien he trabajado mucho tiempo. Bueno, pues él,siendo cantautor, de lo que quería vivir, ha tenido que hacer múltiples cosas en la vida para comer, porque el oficio de musico o autor tampoco da para mucho en este país: presentador de programas de televisión, tertuliano de radio, hasta un oficio poco "honrado", como él mismo dice, como el de diputado...Como decía John Lenon, la vida es todo eso que te pasa alrededor mientras tú te empeñas en una cosa. Carmen Peire

Clara Obligado dijo...

Estoy de acuerdo contigo, Carmen, pero también me parece interesante abrir estos debates, por aquello de "a dios rogando, y con el mazo dando". También nosotros tenemos la palabra y podemos hacer lo nuestro para que las cosas cambien. Y mándale un besazo a Labordeta, ya sabes cómo lo aprecio.

carmen peire dijo...

¡¡Por supuesto!! Viva el debate, las sugerencias y las alternativas. Hablando de esto, me gustaría abrir el debate sobre lo de ediciones a la carta. Creo que, como alternativa al panorama literario, puede venir bien a todos los que amamos la literatura.
Carmen Peire

Zsole dijo...

Siga participando... aquí va un enlace:
http://www.elpais.com/articulo/madrid/Premio/Relato/Breve/PAIS/Circulo/Bellas/Artes/Alfaguara/elpepiespmad/20100321elpmad_8/Tes

suerte a todos!!!

Anónimo dijo...

yo creo que está muy bien presentarse a los concursos, aunque no esperes mucho de ellos, hacen que tengas material escrito y listo para ser entregado, te ponen plazos y, por qué no, puede haber un pequeño milagro...

Alicia Ferrera dijo...

Querido anónimo: permíteme discturir contigo, con respeto, por supuesto.
Dices que que presentarte te sirve, digamos que "espiritualmente" para afrontar una tarea que de lo contrario, tal vez, sería dilatada. Mi pregunta es: si presupones una tangana ¿te esmeras igual? ¿lo das todo? o, indirecta y "espiritualmente" vas a media máquina.
No sé, tu argumento no me convence mucho. Es el típico argumento pesoptimista (siempre puede ser peor).
Creo que, en tanto esto sea así, nos engañan a los lectores, a los que se presentan (y apoyándose en ellos, sus ilusiones y trabajo), a los jurados que no entran en estas prácticas, a las editoriales limpias. Porque la idea es buscar calidad literaria, y así nos la rebajan siempre.
Yo, como lectora, me siento estafada.
Un abrazo, y perdóna si parece que me la tomo contigo.

Clara Obligado dijo...

Me parece que esto es distinto visto desde el lado de los escritores, que tienen que vivir un medio que es así y pasar por un aro bastante poco nídito, que desde el punto de los lectores, que verdaderamente son estafados, porque creen que compran lo mejor cuando el editorial ha elegido, en realidad, lo más comercial. Sí creo que las cosas se pueden hacer de otra manera, y sí creo también que, en líneas generales, habría que abstenerse de comprar esos primeros premios de grandes editoriales que son evidentemente amañados. Aunque claro, eso es imposible de comprobar. No hay que comprarlos, a menos que se confíe en el éxito de ventas previamente montado como garantía de calidad literaria, pero yo creo que es muy difícil -aunque no imposible- que salga nada bueno con este sistema. Delibes, por ejemplo, opinaba que los autores consagrados no debían llenar estos espacios sino que había que dejarlos para la gente que empieza. En general un concurso de estas características no descubre ni premia nada, sino que es la forma que tiene un autor reconocido de hacerse con una cantidad de dinero razonable y, desde el punto de vista de la casa editorial, es la forma que se tiene para captar a veces a un pez gordo o para lograr una fuerte repercusión en los medios. Pero está claro, también, que no son los autores quienes ponen las reglas del juego. Ni los lectores los que salen ganando...

María dijo...

También tiene razón Alicia en que es de alguna manera una estafa. He visto gente hacer fotocopias, tomar taxis para llevarlas...supongo que si se pudiera probar que una editorial ofrece lo que no piensa dar, habría mucho para decir...

María dijo...

Quiero decir que literariamente se podrá discutir, pero desde otros puntos de vista, tiene mucho de estafa, digamos nomás la fea palabra...

Zsole dijo...

La Real Estafa

Me dijeron que trajera las copias antes de las tres y aquí estoy, esperando a la señora Münchmeyer a que termine su meeting.
(la idea es seguir...)

Carmen dijo...

Zsole, me perdí... ¿qué estás contando?

María dijo...

Está escribiendo autobiografía-ficción, creo...
-Las copias tenían que ser 4, y un sobre con los datos personales, más el seudónimo a la vista. ¿Viene usted de muy lejos?

María dijo...

Ah...veo que es duro escribir un cuento de terror-autobiográfico-editorial! No queremos, ninguno de nosotros...

Inma Castellote dijo...

Creo que depende de los concursos. Yo misma el año pasado me presenté al certamen Ellas cuentan, patrocinado por la Dirección General de la Mujer y para la Igualdad de la Comunidad Valenciana y gané el accésit. En este concurso, además de la dotación económica, que sólo perciben primer premio y accésit, si te quedas finalista tienes el premio de que te editen el relato. La edición es buena y aunque sólo esté en las librerías de la Comunidad Valenciana (para presentarte tienes que vivir en esta Comunidad)te anima.

Clara Obligado dijo...

Claro, creo que no hay que generalizar, simplemente hay que ver dónde te presentas. Yo hablo de los concursos con gran dotación económica o con gran despliegue de medios periodísticos, esos son los que hay que mirar con un poco de cuidado. Un abrazo, Inma, qué bien que aparezcas por aquí...

María dijo...

Inma: tus cuentos son muy buenos, y merecen ganar concursos!

Zsole dijo...

La Real Estafa

Me dijeron que trajera las copias antes de las tres y aquí estoy, esperando a la señora Münchmeyer a que termine su meeting.

-Las copias tenían que ser 4, y un sobre con los datos personales, más el seudónimo a la vista. ¿Viene usted de muy lejos?

La señora Munchmeyer era más baja y arrugada de lo que me esperaba. Pero su forma, no daba crédito a este estilo casi militar con el que me había recibido.

- No, la verdad es que vivo aquí mismo, a una cuadra más o menos... -respondí instintivamente, aunque era mentira.

Zsole dijo...

Hablndo de concursos:
http://portal.uned.es/portal/page?_pageid=93,1275430,93_20553319&_dad=portal&_schema=PORTAL

Acroy dijo...

En el capítulo XVIII de su segunda parte, don Quijote dice esto: "y si es que son de justa literaria, procure vuestra merced llevar el segundo premio, que el primero siempre se lleva el favor o la gran calidad de la persona, el segundo se le lleva la mera justicia, y el tercero viene a ser segundo, y el primero, a esta cuenta, será el tercero, al modo de las licencias que se dan en las universidades; pero, con todo esto, gran personaje es el nombre de primero."
Por si os parece que viene al hilo de lo que se habla.
salud

María dijo...

Es un hallazgo ese párrafo!

Carmen dijo...

Estoy totalmente de acuerdo con lo que dice Acroy, como siempre, buen lector del Quijote... Nada menos cierto, en los premios literarios, que aquél lema que dice "nunca segundas partes fueron buenas"...

Fco dijo...

Tiene razón quien afirma que no se esmera uno igual si cree que puede ganar un premio como si piensa que no es posible.

Yo opto por no ser radical; me digo que siempre hay una excepción a la regla (no me refiero al Primavera, Planeta y demás). Me doy aliento diciéndome lo bueno que soy (siempre un poquito mejor de lo que soy realmente), y sabiendo que tengo todo un futuro como escritor por delante.

La motivación es parte importante del talento. Los grandes de la literatura universal lo fueron también porque creyeron en sí mismos contra viento y marea. Hay que decirse que si tienes la semilla tienes que regarla para que sea un árbol frondoso: darle sombra y sol (ánimos en el desámino) y abonar bien la tierra (leer y escarbar dentro de uno: buscar el desarrollo de tu vocación).

Saludos.

Anónimo dijo...

Pues yo creo que hay que escribir desde la máxima sinceridad creativa, volcando el alma, dando forma a lo que nos preocupa o nos deslumbra, sin pensar en plazos ni extensión máxima o mínima, y una vez que lo hemos dado todo, buscar un concurso en el que creamos tener posibilidades.